Crocheteando
domingo, julio 12, 2015
A veces una no sabe decir que no, y por eso yo solita me metí hace unas semanas en este berenjenal, que al final, solo por el resultado, mereció la pena.
Os comento, una de las hermanas de la mercería donde compro el material para mis tejidos me contó que una señora le había comprado unos ovillos de hilo de algodón y le había dejado un chaleco, al que le tenía mucho cariño, para que alguna de las tejedoras que iban por allí le hiciera uno igualito, pero que por ahora ninguna de sus tejedoras podía, y que si yo hacía el favor de hacerlo.
Pues nada, que dije que sí, y me comprometí a entregar el chaleco en un par de semanas. Los primeros ratos los dediqué a medir todo el chaleco, a contar puntos, a sacar el esquema del calado, y así hasta que empecé a tejer, y es cuando me doy cuenta de que, por mucho que haya medido, el hilo con el que estoy tejiendo no es igual al del chaleco original, y que este queda más estrecho, y que tengo que echar más puntos, y que me tienen que cuadrar los calados, y luego llegan las sisas, y el escote... y más de los mismo, pero bueno, poco a poco voy viendo que va quedando un chaleco casi idéntico al original, aproximadamente para una talla L-XL, y he aquí el resultado final.
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